"Tal vez sea que la soberbia que hay en mi me impide ver mi propia soberbia"
La frase se formó y después circuló en mi cabeza por varios días, después de recibir un comentario anónimo que decía que estaba escribiendo con mucha soberbia y que tuviera cuidado con eso.
Al recibirlo y leerlo varias cosas pasaron por mi cabeza.
"Será verdad?" releí mis textos y lo pensé con detenimiento "Voy a tener cuidado"
Luego pensé
"ultimadamente, ¿y yo por qué tengo que tomar en cuenta un comentario sin firmar?, ¿cómo sin saber si quiera si la persona me conoce?, ¿cómo si no conocía mi estado de ánimo cuando escribí ambas entradas?, ¿cómo si nisiquiera puedo preguntarle por qué tuvo esa impresión de mi escritura" y borré el comentario.
Y aún así, siguió dando vueltas en mi cabeza, y por eso escribo hoy esta aclaración.
Bien, lo acepto, el concierto al que asistí, y del cual surgió una de las últimas entradas, no me gustó, para nada. No me gustó por que me dí cuenta que yo sonaba así, así como no quiero sonar, vi en ese chico muchas de mis actitudes, cuando me confío a mi memoria y a la hora de la hora estoy más preocupada por las notas que por la música. Ví muchas cosas de ese tipo y la reflexión era personal, Si señores, tengo que estudiar más si quiero hacer todo lo que mencioné en esa entrada! Si mi intención hubiera sido hacer quedar mal al muchacho, simplemente habría mencionado en ese momento que el concierto no me gustó, pero preferí no decir nada, aunque ahora lo haga a manera de aclaración (luego no me regañen por eso)
De la otra entrada (cultura concertante) creo que puedo comprenderlo. Esa la escribí un día, despues de un concierto de la sinfónica, en que el señor que se había sentado detrás de mí estaba precisamente tarareando "oh mio babino caro" a unísono con la soprano, a quien yo iba a escuchar (no al señor a mis espaldas).
Ese día regresé a mi casa molesta por el incidente, y me puse a recordar otros tantos incidentes similares.
Y seguramente se preguntarán muchos de ustedes, por qué a los músicos nos afecta tanto que suene un celular en un concierto, o que una persona se levante. Es muy simple, déjenme explicarles.
Imagínense que han estado trabajando todo el semestre (o el año) en un proyecto. Ese proyecto piensan mandarlo a varios "trabajos en potencia" como su carta de presentación. Están emocionados al respecto. imprimen una sola copia y no respaldan el archivo... pero no lo necesitan, sólo necesitan esa copia que esta en sus manos.
Caminan por la calle, y un individuo cualquiera, por ir con prisa, se topa con ustedes y, sin mala intención, hace que su querido proyecto caiga a el único charco de agua de toda la cuadra. Cielo Santo! Su proyecto se ha perdido, ese trabajo incansable de seis meses!
Pues si, así es como me he sentido yo, al ver un video de un recital, video que pensaba mandarle a algún maestro de México o del extranjero, y que está graciosamente adornado con risas, tonos de celular y pláticas indiscretas. Entonces tengo que esperar otro año a que llegue el próximo recital, para grabarlo y enviarlo a audición.
Nuestro arte es efímero, tan efímero que si una persona se levanta y nos desconcentra, o si escuchas una bolsa de papitas abrirse, o si pasa el tren y no escuchas lo que tocas, o si hay un ruido y desafinas, ya no hay marcha atrás!. Si te equivocas no puedes solo volver atrás y corregir. Puedes volver a empezar, pero nunca quedará la misma impresión.
Y así estaba yo, molesta, cuando escribí esa entrada... muy muy molesta. Y, debo aceptarlo, pude haberla escrito con más tacto
Pero algo que me molestó, y por lo cual borré el mensaje (aunque despues tuviera que tomarlo en cuenta, aún a costa mía) fue el hecho de que, cada vez que yo escribo y publico algo, lleva mi sello y mi nombre. Cada vez que intento compartir algo con ustedes, les doy una parte de mi misma y toda la responsabilidad que eso conlleva. Así, si escribo bien, yo tengo todo el crédito, pero si escribo mal, si ofendo o si soy soberbia, claro que también acepto la responsabilidad, y es por eso que no me gustan los pseudónimos y cosas por el estilo. Y el otro día, abro mi bandeja de entrada en el correo (a donde me llegan todos los comentarios) y me encuentro con un comentario anónimo! Y pensé "qué fácil es aventar la piedra y esconder la mano, quién sabe, tal vez si yo escribiera bajo un pseudónimo nadie sabría que en realidad soy yo quien lo hace con soberbia"
O tal vez sea que la soberbia que hay en mí me impide ver mi propia soberbia