sueño

Abrí los ojos y me descubrí en un gran salón azul, aquél en el que había estado tantas veces... con su luz y su música que parecían venir de todos lados, con sus mantas blancas que colgaban de un techo que no se alcanzaba a ver, con su piso blanco y sus puertas coloridas que se abrían a su antojo y bloqueaban el paso a cualquiera que quisiera atravesarlas

Pero... ¿Quién querría?

Al estar ahí, siempre me había encontrado sola... En algunas ocasiones alguien me acompañaba, pero cada vez esa persona salía de una de esas puertas y podía abrirla o cerrarla... ¿Era yo la única que no poseía las llaves?

Pensaba en todo esto mientras el tiempo pasaba y esas extrañas puertas cambiaban de lugar

Y de pronto mi atención se fijó en aquella puerta a la que había entrado tantas veces... la que contenía un pasillo enorme, lleno de figuras y simbolos extraños... la que, al final del pasillo conducía a un bosque verde, lleno de grandes árboles y coloridas flores

Ese lugar, que era atravesado por un río, con su pintoresco puente, en donde alguna vez encontré a una niña que deshojaba sus flores, una niña que me planteó una pregunta que hasta hace casi un año tuvo respuesta

Había llegado hasta ahí, absorta en mis pensamientos, miraba el río que corría lentamente... tan azul como el cielo y reflejando sus nubes y cambiantes colores...

Levanté la mirada y ví una vez más a esa pequeña niña... en esta ocasión ya no deshojaba su rosa, sino que traía docenas en sus pequeños brazos, y se acercaba a mí sonriendo

"Son para tí" Aclaró, mientras dejaba aquellas flores en mis manos y se perdía corriendo entre las flores y la hierba

Miré las flores y noté que no tenían espinas. Eran hermosas, con sus tallos largos y sus pétalos suaves.

De aquel gracioso conjunto de árboles, flores y ramas apareciste tú, con tu gracia y tu porte, primero como una silueta hasta dejarte ver a la luz del día...

Caminaste hacía mí y preguntaste dulcemente

"¿A dónde quieres ir?"

"No importa el lugar" - respondí - "mientras esté contigo"

No. 297