sábado, junio 26, 2010

Cuestión de olfato

Hoy me puse a pensar en los olores que disfruto; la tierra mojada, las flores de las lilas, una loción de esas que huelen rico, el aroma de un libro viejo y el de uno nuevo...

Y realmente me gusta como huelen los libros.  Los nuevos te dan un aroma fresco e inquietante, y para percibirlo pasas sus páginas velozmente frente al rostro. Con los libros viejos es diferente, inspiran respeto.  Acercas tu cara a sus frágiles páginas para aspirar ese olor a sabiduría añeja, a conocimiento guardado.  Uno y otro despiertan la curiosidad, te emocionan y te intrigan al punto de despertar en tí un hambre desconocida, una necesidad apremiante por descubrir aquello que esconden, entre sus palabras, a través de sus páginas.

Es difícil describir un buen olor, y menciono el tema por que hace una semana leí un par de libros de Patrick Süskind: La paloma y El perfume.

Seguramente ya muchos conocen la historia, pero de cualquier forma les contaré que trata de la vida de Jean-Baptiste Grenouille, quien desde el momento de su nacimiento se vió dotado de un extraordinario sentido del olfato, mismo que le salvó la vida en varias ocasiones, pero que también lo llevó a su perdición.

Se dice que el poseer un gran talento conlleva una gran carga, pues la persona que ha recibido el don se hace consciente de los defectos del mundo que le rodea.  Como un arquitecto no puede evitar observar un error de diseño y un músico no puede ignorar un acorde desafinado, así Jean-Baptiste Grenouille olía, con profundo pesar, los aromas más desagradables de su entorno.  Aprendió, desde pequeño, a conocer y detestar el olor del mercado, el olor de la gente, del pescado, de los alimentos podridos y de la masa olfativa de todos estos elementos en conjunto.

Conoció tambien olores agradables, y fue ahí donde estuvo el mayor problema pues, al encontrar un olor que le pareció el más sublime de todos, buscó por todos los medios una manera de recrearlo, conservarlo y guardarlo para sí, y tal obsesión lo llevó a cometer una gran cantidad de asesinatos sin el menor remordimiento.

Del final no hablaré para no irlo a estropear, pero debo decir que Süskind es uno de esos escritores que crean magia, que atrapan con sus historias.

Y definitivamente es mejor leerlo que verlo, aunque la versión cinematográfica es bastante buena.

Ahora empezaré a leer "La Catedral del Mar" de Ildefonso Falcones. Novela histórica, como me gusta! No se pierdan el comentario :)

1 comentario:

Ireth Númenessë dijo...

El libro de "El Perfume" me gustó mucho, es una maravilla la manera en que describe todo, a mí me encantó leer cómo eran los olores, jajajaja es mágico. La película es una buenísima adaptación del libro, a mi parecer.
Personalmente, creo que el olfato es uno de mis sentidos menos desarrollados, muchas veces me preguntan: no se te hace que huele a "inserte aquí algún sustantivo" y la verdad es que yo no percibo nada, o no noto muchas diferencias de olor, por eso al leer el libro me pareció fascinante.

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La música es pasión, es vida