Cuenta la leyenda, que en tiempos muy antiguos vivía un gran señor llamado Candameña, amo de la Alta Tarahumara y padre de Basaseachi, doncella de extraordinaria belleza.
Candameña, conocedor del deseo que su hija inspiraba a todos los hombres que se cruzaban en su camino, cegado por su celo paterno ofreció a Basaseachi al único hombre capaz de superar una serie de pruebas que probaran que era digno de ella.
Aunque fueron muchos los que se presentaron, solo cuatro superaron las difíciles pruebas: Tónachi, el señor de las cimas; Areponápuchi, el de los verdes valles; Carichi, el de las piligranas de cara al viento y Pamachi, el de más allá de las barrancas. Sin embargo, en la última prueba que Candameña les impuso, todos murieron.
Al enterarse, Basaseachi, presa de una profunda tristeza y soledad, desesperada se arrojó al abismo. El brujo del lugar transformó su caída en la cascada de incomparable belleza que ahora lleva su nombre.
Lo escuché ayer en el radio en "La hora de Chihuahua"
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